Yo, por mi aprendizaje, mato.

Aprendizaje vitalBelén Esteban, como todos sabemos, popularizó esta  frase refiriéndose a su hija, Andreita (ahora, suponemos, Andrea).

A todos se nos quedó grabado (me temo que para siempre;) que ésta es  una muy buena manera de señalar lo que de verdad  importa.

¿Tiene esto algo que enseñarnos a los que nos dedicamos a la  formación? Creo que sí. Y haríamos bien en substituir  Andreita por aprendizaje.

Me explico. Ya hace tiempo que nuestro modelo de negocio ha cambiado. Proveíamos formación, a veces en extensos catálogos, y éramos felices cuando nuestros usuarios/ clientes acudían, de forma ordenada, a servirse  de aquello que tan cuidadosamente habíamos planificado.

Pero, la vida es dura. En estos últimos años todo se ha puesto patas arriba. Y como tantos otros sectores y negocios, la formación  no ha sido una excepción.

Y no es porque nos hayan salido nuevos y agresivos competidores (por lo menos tendríamos a alguien  a quien culpar;), no; nuestros competidores -y esto es lo que tenemos que ver-, en sociedades abiertas, son … todos. Todos los frentes posibles compiten por acaparar la atención de los que antes eran nuestros usuarios. Por ejemplo: Internet, con esa  ingente cantidad de contenidos  (cada vez mejor agrupada y seleccionada por los propios usuarios) y las redes sociales  (cada vez más temáticas y especializadas),  son un frente mayúsculo .Pero hay más, y se sitúa en el propio escenario laboral de cada uno.  El  hacer las cosas bien cuando participamos en proyectos, la necesidad de sentirnos seguros cuando emprendemos nuevas tareas y encargos, unido a que  las  organizaciones son cada vez más abiertas y colaborativas, todo ello,  está limitando la necesidad  de demanda de formación extra planificada (¿enlatada?) por parte de  los departamentos encargados.

En fin, todos esos recursos  están  ahí, y forman parte de lo que importa de verdad a la gente para hacer bien su  trabajo. Y no pueden esperar a ser servidos  cada 3, 6 o 12 meses. Es una necesidad instantánea que no tiene demora.

¿Qué implica  para los departamentos de formación?Que tenemos que hacer más deberes que nunca. Que tenemos que  entender el negocio de forma más amplia y definirnos  más  como gerentes de grandes superficies comerciales, por  ejemplo,  que  como encargados de pequeñas tiendas especializadas.

Con lo cual,  necesitamos redescubrir de nuevo al  usuario, saber aquello que necesita de verdad y que ahora está tomando por  su cuenta, y convertirnos en sus  proveedores, facilitadores e  impulsores de recursos. Y,  en esto, o ayudamos o estorbamos.

Y si hacemos esto así, entenderemos como  algunos de nuestros usuarios están dispuestos a decir ya: Yo, por mi aprendizaje, mato. 

10 comentarios

  1. Es una entrada muy clara que cuestiona los conocidos catalogos de cursos vinculados con la tarea
    Es necesaria una estrecha vinculacion de la formacion al usuario en su momento
    Creo que esto supone que la formacion tenga unos contenidos disponibles, de facil acceso, atentos y adecuados a los perfiles a veces cambiantes en el tiempo de los destinatarios. ¿Formacion mutante?

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    • Hola Esther, me encanta lo de formación mutante. Me lo apunto;).
      Y si, va por ahi el tema. La noticia buena, que como en tu institución, mucha gente ya hace los deberes y se avanza innovando en formatos, contenidos y metodologías.

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  2. Hola Jesús buenos días. Hace tiempo cuando me preguntaban por el tema de la comunidades de práctica de la contratación pública y no sabía decir muy bien lo que era; de hecho, todavía me dicen, ¿eso qué es?, ¿un blog?, ¿una página web?.

    Últimamente digo que es el mejor gimnasio para ejercitar el cerebro en lo que a la contratación pública se refiere.

    Yo lo estoy comprobando. Mi aprendizaje, desde que voy a ese gimnasio y ejercito en las nuevas máquinas de ejercicios el músculo gris, está creciendo y creciendo. No es que sepa mucho de casi nada, pero sí veo que todos los días, casi sin querer, aprendo y creo que como yo, muchos más….

    Como bien dices: «Internet, con esa ingente cantidad de contenidos (cada vez mejor agrupada y seleccionada por los propios usuarios) y las redes sociales (cada vez más temáticas y especializadas), son un frente mayúsculo.»

    Otro saludo.

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    • Es la realidad, Guillerno. Los nostálgicos quizás no quieren entender que hoy el aprendizaje está más fuera del aula que dentro. Cuanto antes lo asumamos en los departamentos de formación mas pronto haremos cosas de forma diferente. Y tú eres una de las pruebas: tu expertise en contratación pública, sólo se llega por la vía de aprender haciendo y relacionándote.

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  3. Hola Jesús! Hasta que no he parado de reir no he podido leer tu entrada… «Yo, por mi aprendizaje, mato». Menuda tarea nos queda a los Departamentos de formación! Estábamos aprendiendo todavía a fabricar buenos productos en lata (que no todos lo son) cuando el negocio se abre a nuestros pies! Entonces nos damos cuenta de que la formación no había estado nunca en un lugar demasiado estratégico y que no sólo se ha externalizado del puesto dónde más se aprende (el de trabajo) sino que juega un papel demasiado satélite con respecto a la valoración del desempeño y el desarrollo de los «recursos humanos». (Ay! Dónde venden de eso..?)

    Los más avanzados de nuestros antiguos clientes, cautivos, ahora son libres en Internet y se agrupan a su aire, en lugar de ordenados en expedientes, como a nosotros nos gustaba. Y un buen grueso de nuestro público sigue asistiendo a formación planificada de la que sólo sabemos explicar cuántas horas sen han gastado y cuántos certificados se han expedido, pero no para qué ha servido… Ay! Que va a ser verdad que no sabemos a dónde vamos!!! 🙂

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    • Joana, la verdad es que lo explicas mejor que yo;).
      Afortunadamente, gente como tu me reconforta. Si coincidimos en el diagnóstico,trabajando en sitios diferentes, algo de razón tendremos. Un abrazo.

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  4. Me gusta el post. Comparto todo excepto lo de la gran superficie (a falta de una mejor comprensión por mi parte) De hecho cada vez hay menos sesiones de formación y muchos más workshops, entrenamientos, etc. Eso quiere decir que sí, que está todo «patas arriba» y que los que nos dedicamos a eso no somos (ni seremos) nunca más «formadores» sino «facilitadores del aprendizaje» Por ahí es por donde estoy andando hace unos años (tampoco muchos) y es absolutamente emocionante, motivante y (también) agotador.
    Gracias por el post.

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    • Xavier, lo de la gran superficie, seria una metáfora que las identifica como grandes proveedores. Uno va a una gran superficie y encuentra ocio, interacción, recursos ilimitados, a veces sorpresas,etc. Los gerentes de estos negocios han de mantenerlos atractivos y actualizados. En formación, si nos vemos como gerentes de grandes superficies, nos vamos a preocupar más por los flujos de mercancías (recursos educativos), las infraestructuras (plataformas y aulas), espacios de interacción y ocio, etc. Ese salto cognitivo amplia nuestro repertorio de acciones, ahora bastante limitadas (aunque cada vez menos;), afortunadamente.

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  5. Jo a vegades penso que els realment nostàlgics som els que ens formen d’aquesta manera: en píndoles del coneixement, compartint i en xarxer socials. M’explicaré penso que el que fem es reproduir la forma d’ensenyar de la Grècia clàssica: la filosofia peripatética d’Aristótil; el gimnàs o el simposium de Plató, la plaça socràtica i tants altres exemples…

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