A propósito de un articulo que estamos escribiendo sobre barreras y dificultades en la implantación de experiencias de trabajo colaborativo y TICs en la Administración Publica, me he inspirado en tres excelentes posts, (Rafa Chamorro, Oscar Cortes y Iñaqui Ortiz), en los que se hablan de las dificultades y barreras en la Administraciónes Publicas para implantar dinámicas de trabajo y procesos, digamos 2.0.
Por contribuir al debate, y focalizándolo más específicamente, en las barreras reales de trabajo colaborativo apoyado en TIC’s , podemos aportar dos tipos de dificultades que ya expliqué anteriormente. El primero, muy relacionado con el rol real del conocimiento como valor intangible en la Administración, muestra claramente que no estamos en un nicho que lo potencie – y estoy generalizando, quizás en exceso- como un intangible clave hasta el punto de establecer circuitos propios de gestión del conocimiento: espacios de creación y de difusión. Pero, como comentábamos antes, en el segundo grupo, también existen otra seria de barreras estructurales y de cultura organizativa muy presentes. Ya tuvimos oportunidad de exponerlas anteriormente de forma más extensa. Las barreras que nos hemos encontrado, paradójicamente, no han sido de tipo formativo o de penetración del uso de las tecnologías entre los profesionales públicos (los que no tenían formación la buscaron y tampoco ofrecieron una especial resistencia a trabajar en entornos TICs). Tampoco fue la desconfianza, entendida ésta como una actitud contraria a la colaboración y a la compartición entre compañeros. Lo que, en cambio, si se demostró como una dificultad importante, fue tratar de compatibilizar la transversalidad y la flexibilidad organizativa que requieren los nuevos procesos de colaboración, con el circuito jerárquico establecido. Proyectos e iniciativas que implicaban la participación de personas de entornos diferentes, aunque tuvieran problemas comunes, venían habitualmente dificultados. Nosotros lo llamamos el síndrome del jardin vallado: dentro de mi espacio y con mi gente lo que queráis, si ya hay otras dependencias, (aunque estas sean temporales e informales) ya no es lo mismo. Por otro lado, nada fuera de lo corriente. Ya E. Wenger lo ilustró como una lucha entre el organigrama y la flexibilidat que los nuevos entornos de conocimiento exigen.