Diderot, Catalina la Grande y los consultores

Catalina y Diderot
Usted trabaja con el papel, que es flexible y obediente y se presta a todo; yo trabajo con la realidad. Catalina la Grande a Diderot
Diderot ha pasado a la historia por  grandes cosas. Quizás, la principal, fue su contribución decisiva  a la publicación de la Enciclopedia francesa.
Pero hay otras muchas facetas del filósofo y escritor no tan conocidas y, también,  relevantes. Una de ellas  fue su faceta de consultor. Me comenta Sergio Vázquez,  consultor también, en una  conversación reciente, la relación compleja que mantuvieron  Catalina la Grande y Diderot. Catalina como cliente y Diderot como consultor.
Esta es la historia. Catalina, comprometida con la modernización de la Rusia de la época, encontró en Diderot (y otros ilustrados como Montesquieu) la inspiración para emprender reformas en su país. A Diderot, concretamente, le encargó, nada menos, que la relacionadas con el sistema educativo  y la  Administración.
Diderot, poco amante de los viajes, inicia la relación profesional,  primero, de forma epistolar para, después, y ya casi al final de su vida, de forma directa desplazándose  a San Petersburgo. A lo largo del tiempo  que permanece allí, me comenta a Sergio,  tuvo que es darse una relación compleja entre consultor y cliente. Las palabras del inicio del post así lo indican.
No está demasiado documentado, pero se les  atribuye a los dos una relación intensa o algo mas  en la que la charla constante era habitual entre ellos. No es difícil imaginar que Catalina adoptase un papel de cautela y prudencia frente al más optimista Diderot.
 En cualquier caso, esta anécdota ilustra las posibles y complejas  relaciones  que se establecen  entre consultor y cliente. Lo cual me da pie a reflexionar en  éste y el siguiente post.
Concretamente en nuestro caso del CEJFE, y fruto de la relación que hemos mantenido a lo largo de los últimos años con diversos consultores, me he atrevido a preguntarles, quizás de una forma un tanto provocativa,  que es aquello que no cuentan a sus  clientes.  Sus  respuestas las recojo en el  próximo post.
Nota: Catalina la Grande, sabiendo  las dificultades económicas de Diderot, decide comprarle generosamente su biblioteca y, dejarserla, en usufructo.

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