Hace ahora unos meses, un amigo bloguero me comentaba sus dificultades para encontrar inspiración y no repetirse en sus entradas . Estuvimos conversando bastante tiempo.
Coincidimos en que esa situación no era muy diferente a la de los procesos de creatividad y de algunos tipos de innovación disruptiva. Funciona mejor cuando hay combinación, hibridación y mezcla. El proceso sería algo así: a partir de buenas dosis de información –procesado ya a conocimiento-, se mezcla con lo que salga y esté disponible: otras perspectivas de colegas, otros escenarios ambientales, otro estado perceptivo nuestro (en la ducha, para unos, haciendo running o nadando otros , paseando al perro, etc. Y de todo este roce puede surgir más fácilmente la inspiración (la chispa).
Pues bien, toda esta introducción es para hablaros de la serendipia y reivindicar su papel beneficioso en las organizaciones.
Con motivo de la puesta a punto de un programa de aprendizaje informal intencional hemos redescubierto uno de sus elementos mayores. Precisamente, los procesos que pueden generarse de serendipia. Técnicamente, se engloba bajo la etiqueta de aprendizaje informal incidental (descrito, entre otros, por Victoria Marsick (en esta conferencia lo explica ), pero no suelen asociarlo nunca con la serendipia .
La pregunta, por tanto es: ¿el aprendizaje informal incidental puede ser similar a la serendipia? Y ¿podríamos provocarlo intencionalmente? Veámoslo.
Según la wikipedia una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. También puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca. En términos más generales se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente y viene a ser el encontrar algo inesperado y útil durante la búsqueda de algo diferente. Se asocia con la capacidad de sacar conclusiones a partir de coincidencias aparentes. El descubrimiento de la penicilina y las notas post-it son algunos de los numerosos ejemplos de descubrimientos por casualidad.
En definitiva, y contestando la pregunta inicial, creemos que ambos conceptos apuntan a la misma cosa: descubrimiento y aprendizaje por azar.
Con lo cual, la pregunta vuelva ser la misma que nos planteábamos para el aprendizaje informal intencional ¿podemos incidir de forma deliberada en la organización para mejorar la probabilidad de su ocurrencia? O, por decirlo con estas palabras, ¿pueden las organizaciones mejorar en serendipidad? (Lo vemos en la próxima entrada)
Hola Jesús, no tenía ni idea de la existencia de semejante «palabro». Como le vaya a mi jefe a contarle que tenemos que mejorar en serendipia igual me suelta un par de castañas.
Dicho lo cual a mi me pasado. Estando con Tecla, mi extraordinaria «gos d’atura»; corriendo cuando podía correr; con la mountainbike; o incluso, bajo los efectos de algún psicotrópico…, de repente, algo pasa por la cabeza, una conexión y nace una idea brillante.
Otro saludo y buen lunes y mejor semana.
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Gullermo a mi pasa igual con mi perrita Laika. Antes hacia running y me venian las ideas; creia que eran las endorfinas: No, un agradable paseo con tu mascota, te sirve igual y tecansa menos);Lo importante es estar conectado a lo que haces. Si hay conexión cualquier estimulo sirve para generar el enlace improbable (serendipia)
Un abrazo
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