Y lo decimos nosotros, que en el programa Compartim llevamos años intentando buscar el método definitivo ;)para implantarlas. Y no es que no haya ya buenas guías disponibles -ésta es una buena muestra, y ésta-, pero nuestro esfuerzo se centraba más en el ámbito de lo público. El fruto de todo ello han sido estos tres manuales que recogen nuestras aportaciones -y ambiciones- en este campo.
Pues bien, aun cuando disponemos de todo este material, cuando se inicia un nuevo curso y nos planteamos nuevos objetivos, siempre tenemos la tentación, por decirlo con estas palabras de pisar un poco el acelerador e impulsar cultivos, por ejemplo, más especializados en aspectos -o actores- más estratégicos y relevantes.
Y siempre ocurre lo mismo. Cuando tienes prisa, en vez de una comunidad de práctica te sale un grupo de trabajo. Y, como sabemos, no es lo mismo. Los grupos de trabajo –grupos adhoc- los llamamos nosotros-, tienen sus propios objetivos, reglas y metodología (aquí ya lo explicamos extensamente), y las CoPs, como también sabemos, son otra cosa. Tienen algo de mágico y algo de indómito, a la vez. En la entrada anterior, por ejemplo, vimos como esa radical autonomía que necesitan las CoPs las lleva, incluso, a replantearse como planifican su fin. Sin reglas. Con lo cual, resumiendo, si tenemos prisa y los planes gerenciales nos presionan, apostemos por grupos de trabajo; y , si queremos disfrutar y recrearnos de la magia de la interacción, dejemos que las CoPs nos sorprendan.
Con todo esto anterior, no pretendemos desalentar acciones decididas por parte de la gerencia, que bajo criterios técnicos, quieran impulsarlas. Es posible. Pero es más inteligente y te ahorra disgustos y discusiones (como la que te tuvimos en su día con Sandra Sanz) si partimos de la base de que bajo el paraguas de la organización caben todo tipo de agrupaciones colaborativas. Humannova, por ejemplo, las tiene bien definidas en una clasificación propia e innovadora, desde el grupo EDO se han aportado muchas herramientas y estrategias, en la Diputación de Alicante, con José Antonio Latorre, han apostado por un itinerario de comunidades muy determinado, Dani Giménez, en la ACSP tiene claro- y no se apea aunque vaya en ello su vida;)- de que no va a renunciar nunca a comunidades de práctica genuinas. Y, habría, otros muchos más ejemplos que ahora se vienen multiplicando al irrumpir la necesidad de insuflar nueva vida a la formación tradicional a través del impulso de comunidades y grupos de trabajo.
En definitiva, y resumiendo, las comunidades de practica están en la cumbre del trabajo colaborativo y llegan hasta aquí solo en parte por diseño gerencial. El mayor impulso hay que buscarlo en el propio ADN de los participantes y su combinación, en las proporciones adecuadas, con las reglas de la organización. Si funciona, se produce ese pequeño milagro de crear, aprender y disfrutar entre todos.
Sí Jesús, se confirma que o eres brujo o tienes una especie de selecta intuición que te hace opinar sobre temas trascendentales para nuestras CoP justo en el momento preciso. En cualquier caso, te vuelvo a felicitar por este nuevo post.
Ya lo sabes, soy un apasionado de esta forma de trabajar y desde mi posición de mando intermedio de la administración he constatado que hay muchisimos beneficios no sólo para los profesionales y la propia administración sinó también para la ciudadanía que se beneficia del trabajo de gente motivada (sí, incluso en estos tiempos, aún quedan trabajadores públicos motivados que gracias a las CoP su talento se hace explícito).
Nuestro equipo de «gestión de conocimineto de la ASPCAT (Agència de Salut Pública de Catalunya, qué siempre te haces un lio con nuestro nombre) tiene ese ADN «impulsor» (de levadura de pan que denomino yo) y llevamos años a la caza y captura de directivos que también lo tengan…pero, de momento, encontramos a demasiados que están tan desconcertados de que aún haya trabajadores públicos que quieran crear, aprender y disfrutar con su trabajo que no les queda más remedio que desconfiar de esto del trabajo colaborativo…y es que lo llevan en su ADN!
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Muy buen post. Desde mi humilde posición de inspirador, impulsor o formador en CoPs, me gustaría aportar mis experiencias.
– La tecnología de la CoP se me está demostrando fundamental para hacerlas atractivas a aquellas personas que (aún queriendo) tienen dificultades en el uso de las TIC
– El acceso. Cuando la CoP es interna (empresa o institucional) hay muchas barreras para que un tutor externo pueda ayudar a su desarrollo.
– La implicación directiva (como bien dice Dani) Mientras los directivos vean las CoP como una especie de Facebook, vamos mal.
Esperemos que con el tiempo todo esto vaya cambiando. Por nuestra parte pienso que debemos ser lo más flexibles posible y lo menos académicos posible y si tenemos una oportunidad de impulsar algo parecido a una CoP, ahí debemos estar. «The foot in the door» dicen los anglosajones. Una vez abierta la puerta, espero que el trabajo sea más fácil.
Gracias por compartir.
Xavi
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Hola Xavier Hernandez (te llamas como mi jefe;), comparto todo lo que dices. Esos tres puntos que tocas son como el ABC . Pero lo que me gusta más es la filosofia del «pie en la puerta». Para todos: directivos y usuarios. Y a partir de aquí, como decia Windows 95: hasta donde quieras llegar.
Un abrazo y gracias por comentar (por cierto me encantaría saber más de lo que haces y donde;). Te escribo.
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Dani, para mi sois una fuente de inspiración y aprendizaje permanente. Sois lo más genuino en CoPs que conozco. Por eso las coincidencias;)
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Hola Jesús, me ha gustado mucho lo «las comunidades de practica están en la cumbre del trabajo colaborativo y llegan hasta aquí solo en parte por diseño gerencial».
No puedo decir más. Sigo aprendiendo.
Otro saludo y buen lunes.
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Gracias Guillermo, viniendo de ti, me reconforta que te agrade.
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