Reflexionando sobre lo que ha pasado, suscribimos las dos palabras que Albert Sangrà empleaba el otro día para hablar del Modelo Educativo Ideal: personalización y flexibilidad. Las explico.
• Personalización. Ahora más que nunca vemos cómo la oferta formativa hecha queda ya muy segmentarizada tratando de llegar a las múltiples necesidades de los usuarios. Formación bajo la etiqueta de dirigida a colectivos x, ya no acaba de funcionar. Ir al detalle funciona mejor. Este proceso implica reinventar el proceso de detección de necesidades -ya convertido en un permanente diálogo con la organización-, y, por supuesto, mayor carga añadida de gestión.
• Flexibilidad. O la oferta se adapta a las posibilidades reales de tiempo disponible, o no será tenida en cuenta. Dejando aparte las metodologías derivadas del trabajo y aprendizaje colaborativo -y las incipientes del aprendizaje informal intencional- que funcionan durante todo el año y están embebidas en la organización), la diversidad de formatos que ofrecemos es la clave. Las más populares, y que van a más, son estas:formatos on line y blended, unidades cortas de conocimiento (pastillas) en el propio puesto de trabajo, y pedidos a la carta.
También ayuda, como no, contar, como ha sido el caso, con expertos docentes de la talla de JM Bolivar, y Teresa Baró que debutan (¡y con que aceptación!) en el próximo programa.
En resumen, una de dos: o lo que hacemos ya no se va pareciendo en nada a lo que llamábamos formación corporativa; o, que esta cuenta -como suele decirse- con una mala salud de hierro. Puede que las dos cosas.
Buen verano a todos (y hasta septiembre).