En un par de meses entraremos de lleno en la conmemoración de los 50 años del Mayo del 68, unos acontecimientos que a muchas de las personas de la generación del baby-boom nos marcaron.
Nos llegaron de múltiples maneras. En mi caso, fue por medio de mi profesor de psicología social de la Universidad Autónoma de Barcelona, Tomás Ibáñez, discípulo directo de Michel Foucault, que los vivió como testigo y que nos lo revivía frecuentemente.
Y, pasados los años, otra persona atenta a Foucault (pero sobre todo a Bruno Latour), Alejandro Piscitelli, que llegó a París en 1969, se sitúa en un espacio que nos puede ayudar a entender mejor nuestro desconcertante y paradójico mundo actual .
En sus palabras, «Nuestra función como antropólogos del presente es aprender a transformar los recursos en tópicos. O sea, aprender a transformar lo que generalmente sirve de explicación en lo que debe ser explicado. »
En mi opinión, Piscitelli ha sabido preservar todo lo que representó aquel lejano Mayo del 68: inconformismo, pensamiento libre, experimentación, crítica, rebeldía, cuestionamiento radical de lo establecido, etc. Y, además, ha continuado evolucionando. Hoy lo consideramos uno de los mejores intérpretes de esta sociedad tan hiperconectada y, a su vez, tan desigual.
En el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada hemos sido testigos privilegiados y el próximo día 21 de marzo será la novena vez que nos visitará. En estos años, hemos podido hablar con él de trabajo y aprendizaje colaborativo, de las nuevas pedagogías, del rol de las tecnologías como palancas transformadoras y de su impacto social, de la evolución oscura que Internet puso en marcha hace unos años, del impacto de la inteligencia artificial y del aprendizaje automático (Machine learning).
Además, el año pasado, con su curiosidad constante, ya nos sorprendió con un salto cualitativo, y nos habló de cómo entender el mundo y nosotros mismos en la época del malestar. Este año, como continuidad a este ciclo, nos propone una actividad con el título Homo laborans: algoritmos y arquitecturas del sí.
(Intervenciones anteriores de A. Piscitelli en el CEJFE)
¿Pero, de qué nos hablará el 21 de marzo?
- Mi interpretación:
Interpreto que nos hablará de cómo mantener una posición en el ámbito laboral (sea o no a la Administración pública) con estas características: ética, digna, valiente, competente, autorealizadora, que nos aporte sentido y realización, que apueste por lo común … O sea, en una posición muy separada de la vieja gestión de la eficiencia y de la productividad. O, lo que es lo mismo, cercano a las posiciones del paradigma evolutivo TEAL de Laloux. O tal vez ya a las puertas de un cambio organizacional disruptivo (teoría del equilibrio interrumpido).
Y todo ello, en un contexto ya bastante apretado: inteligencia artificial, automatización, gobierno de los algoritmos, espacios públicos (virtuales o no) de libertad (mental) y autonomía más reducidas.
Dicho con otras palabras: los que no somos millennials, ¿deberíamos apropiarnos de estos valores emergentes que los identifican como más libres por no estar tan aferrados a las rutinas laborales (y cognitivas) propias del desarrollismo? ¿Y esto sería posible en sociedades más envejecidas y con medios cada vez menos plurales?
- Lo que Alejandro Piscitelli nos deja como pistas:
– La mayoría de los humanos nos parecemos a la pobre rana en la olla hirviendo tan lentamente que no nos damos cuenta de que nos están cocinando. Proclamamos indistintamente la autonomía de las ciencias (como factor explicativo) o nos resignamos pragmáticamente que la política (o la ideología) justifique cualquier fenómeno por más absurdo que sea -y hay cada vez más evidencias, con Trump, por ejemplo -, sin poder identificar con claridad cómo se articulan la ciencia y la política en un mundo turbulento e incierto.
– Cuando todo parecía un blanco y negro aburrido y sin matices, vemos que la sorpresa como actitud y disposición a reinventar nuevos mundos aparece en todas partes. Si nos abrimos al mundo y aprendemos a preguntar, otro sería el cantar.
– Y con esta voluntad de interrogar todo, una pregunta más que pertinente es: ¿por qué hemos tardado tanto en preguntarnos las cosas más básicas y responderlas? ¿Por qué hemos necesitado casi 100.000 años para salir del salvajismo más abyecto (si es que esto significa algo) y convertirnos en una civilización que apenas llega al 0,7 de la estimación de Kardashov a comienzos de este tercer milenio?
– Nunca había habido tanta riqueza ni nunca había estado tan mal distribuida. ¿Por qué el mundo ha entrado en esta extraña contradicción?
Y como reflexión o provocación final:
Como insistían los situacionistas hace algo más de medio siglo durante el Mayo francés, hay que ser realistas y pedir lo imposible. Y lo imposible hoy es imaginar, especular, ir más allá de la ciencia ficción (que sólo refleja el presente y nunca anticipa el futuro), separarnos de todo dualismo y grieta estéril e imaginar mundos de potencias enormes …
Notas:
- Esta entrada se publicó previamente en el blog Gestió del Coneixement del Departament de Justícia.
- La actividad será emitida por streaming en el canal de You Tube del Departament