Las tesis de Steven Johnson en innovación nacen de premisas muy sólidas. En muchos casos del sentido común y de la observación empírica. Pero, a la vez que son más conocidas ,creemos, no son aplicadas en las organizaciones. E incluyo a la públicas y no públicas.

Estos días pasados, cuando diseñábamos junto a Carmen Seisdedos y Diana Prieto el encuentro de la comunidad de Formación del INAP Social (dedicado -aparte de preparar nuestro relevo como dinamizadores-, a compartir lo que la comunidad ha programado para 2021, después del gran tsunami del coronavirus), lo teníamos en cuenta.
Por ejemplo:
- Explorar en los márgenes
- Juntar lo improbable
- Hibridar lo diverso
- Nutrir y esperar
- Buscar pares improbables
- Visualizar lo posible adyacente
Y, creo, algo de ello conseguimos.
El resultado global lo tenéis aquí para descargar y, concretamente -muy bien explicado por Isabel Belmonte– las novedades absolutas. Aquello que entendemos como disruptivo.
En sus palabras:
La pandemia: un factor de cambio disruptivo o un impetuoso acelerador de tendencias preexistentes. El terreno de la formación y el aprendizaje no ha escapado al «efecto tsunami» que en el sector público ha provocado: – la digitalización – la crisis del coronavirus.
En este apartado de Novedades, diferenciaremos dos grupos de experiencias o iniciativas:
En un primer grupo, las iniciativas preexistentes para las que la pandemia ha supuesto un acelerador o revulsivo. .
Un segundo grupo, las auténticas novedades absolutas.
Iniciativas preexistentes
1º) En primer lugar, las que tienen que ver con aspectos metodológicos y la transformación de la formación semipresencial y presencial en formación íntegramente on line o virtual.
2º) En segundo lugar, las que han tenido un impacto directo en metodologías y contenidos formativos diversificando su oferta formativa.
3º) En tercer lugar, las que tiene que ver con la formación en competencias digitales del personal empleado público.
Novedades absolutas
1º) En primer lugar, las que llevan a cabo una reflexión organizativa y estratégica con énfasis en la razón de ser de la organización.
2º) En segundo lugar, las que tienen que ver con la reconversión y renovación digital de las aulas como espacios híbridos.
3º) En tercer lugar, la curación de contenidos como forma de favorecer el aprendizaje informal y en el propio puesto de trabajo.
4º) En cuarto y último lugar, la propuesta de detección inteligente de necesidades formativas (Bussines Intelligence).
Valga esta introducción para enmarcar lo que a mi juicio late debajo de estas coordenadas de innovación absoluta en formación y aprendizaje.
Estamos en un momento en que no nos podemos permitir reproducir los eternos y tradicionales debates de los últimos años. (En plan pesimista: quizás Ramio tenga razón y debamos establecer otro edificio para los nuevos que entran ya que el actual que nos alberga acaba fagocitándolo todo y lo devuelve empeorado.
Por lo tanto, la pregunta es ¿en innovación en formación y aprendizaje qué es lo que no podemos perder de vista?
Lo recogió perfectamente Isabel extrayéndolo, curando, las más 40 propuestas recibidas.
Más allá de la mejora en innovación en metodologías y procesos, el campo de juego ha de abrirse a otros planteamientos.

Lo explico con una metáfora.
El señor Medina ha podido cambiarse su último vehículo por uno de ultimísima generación. Tiene todos los extras habidos y por haber y dice que, quién lo ha probado, lo vive como una nueva experiencia de conducción.
Lo tiene en el garaje.
Cuándo va a estrenarlo se da cuenta de que tiene limitaciones muy claras que pueden hacer que el viaje, que es el sentido y objetivo de su compra, no cumpla con las expectativas depositadas.
Más allá de que unos pocos pasajeros puedan sentirse muy cómodos, se da cuenta de que:
- Las carreteras no son buenas. No han mejorado.
- Las normas de circulación limitan las prestaciones (por ejemplo, en los límites de velocidad cada vez más severos y hay nuevas restricciones a la movilidad).
- Muchos pasajeros ya no se desplazan de la manera tradicional y optan por sus propios medios.
- Otros, sencillamente, ya han perdido el interés por desplazarse.
- Algunos solo quieren un viaje acotado y con un certificado de desplazamiento.
Alguien diría, desde fuera, que la inversión que se ha hecho no ha sido lo más acertada.
El señor Medina puede que haya llegado 15 años tarde. No ha pensado de forma estratégica lo que se necesita ahora en transporte.
Vimos en la selección de Isabel, en el apartado de disrupción y novedades absolutas, cuatro elementos que sí que piensan en el viaje en otros términos:
- Un plan de reestructuración del transporte.
- Nuevos mecanismos de traslado de las personas.
- Impulso a que las personas se desplacen por sus propios medios
- Diseños de itinerarios y medios de transporte inteligentes (en base a datos previos de cartografía ya existente).
Y con esto llegamos al título del post. No es tanto un problema de continente ( el coche), sino de contenido (saber trasladar de forma inteligente a los ciudadanos).
Viene a ser, volviendo a la formación , tener éxito en el aprendizaje , aquel que transforma y mejora la organización.
¿Qué podemos aportar en este ámbito que sea verdaderamente innovador?
Debajo de las tendencias expuestas por Isabel, está diseñar el rol de formación como un socio acompañador inteligente.
Y aquí sí que reinventando la forma en la que los pasajeros entienden el viaje.
Steven Johnson puede echarnos una mano.
Cuando somos capaces de hacer agrupaciones (conexiones) de personas que cada día se enfrentan a su trabajo y han de estar actualizadas, ahora ya tenemos trayectorias para pensar cuál es la idoneidad del vehículo / u otro tipo de transporte.
En algunos casos podrían ser medios tradicionales, pero, en otros, recurriendo a Johnson, -y aquí está la innovación que propongo-, habrá que recurrir a las conexiones improbables, a los márgenes, a la hibridación permanente. El conocimiento (interno o externo) diseñado como factor nutritivo para la innovación.
Repensar (rescatar) los Labs de su elitismo académico y hacerlos llegar a las clases medias. Y (diseñar) disponer de espacios para encender la chispa.
Y, volviendo al pesimismo, para conseguirlo necesitamos, nuevas y mejores habilidades que vayan más allá de las tecnológicas /digitales (lo siento) de los y las profesionales de la formación. Especialistas, no en conducción sino en encender la chispa
