Recientemente Néstor Gonzalez publicaba en LinkedIn un extracto de una nueva publicación sobre Gestión del Conocimiento ( co-escrita junto a Carlos Merino y Reinaldo Plaz).
La gestión del conocimiento ha ido evolucionando en los últimos 30 años hacia un enfoque más corporativo de socialización y transferencia de conocimiento en los que las personas se convierten en sujetos activos de la gestión.
Si siguiéramos esta lógica tendríamos que asumir que, antes, la gestión del conocimiento estaba poco alineada con las personas y que (segurmante) las querría más pasivas.
Estoy de acuerdo.
Creo que las premisas clásicas que impulsaron la gestión del conocimiento, a finales del siglo pasado y principios del 2000, se han modificado y piden un marco teórico evolucionado.
Hace ya tiempo que vengo dándole vueltas a esta tesis y estoy trabajando en un borrador que me está sirviendo para resituar algunos conceptos que habíamos dado por inamovibles.
De todas maneras, hay algo que ya va quedando claro y puedo avanzar.
Pondré solo tres casos en los que llevo años implicado. El primero de ellos tiene que ver con las comunidades de práctica, el segundo con la metodología Buenas Prácticas y el tercero con los hackatones.

Comunidades de práctica (en evolución).
Las premisas son bien conocidas y solo hace falta mirar la producción inicial de Etienne Wenger para situarse. Muy resumidamente: un grupo de personas, con un muy alto nivel de motivación, en un ámbito profesional común (práctica), que a través de interacción permanente mejoran su trabajo.
No cabe duda de que han sido las comunidades de práctica la herramienta estrella ( killer aplication) en los últimos años.
Pero, creo que ha sido muy relevante su evolución. Salen de su nicho de Gestión del Conocimiento y son adoptadas por los departamentos de formación, produciendo diversas acomodaciones (no previstas).
La razón es sencilla: la obsolescencia del modelo tradicional de formación (modelo bancario o de transmisión) no encajaba bien con la necesidad que la organización presenta hoy. Compuesta por personas muy formadas que no pueden estar en la pasividad tradicional, y que necesitan avanzar ( podemos llamarlo innovación realmente existente ) a través de estas agrupaciones.
Se han publicado muchas monografías sobre las comunidades de práctica y creo que lo que podemos decir es que están en evolución constante. Ahora mismo y bajo el nombre de Ruta 66 estamos reflexionando sobre cómo se van extendiendo y que tipo de aportación intrínseca están haciendo. (Por cierto, grupo abierto a más experiencias de CoPs evolucionadas)
Buenas Prácticas (y su evolución).
Creo, y es una de las hipótesis de este post, que una evolución similar está pasando también en lo que se conoce como Buenas Prácticas.
Esta metodología siempre se consideró como una de las que mejores aportaciones en aprendizaje podía hacer a las organizaciones; pero, por diferentes motivos, no acabó de explotar en toda su potencialidad.
Ahora, creo, está emergiendo en nuevas propuestas que pueden hacerla mucho más popular.
Personalmente, estuve involucrado en lo que llamamos Marketplace de la Comunidad Formación del INAP social. Tratábamos de identificar prácticas, buenas prácticas y quizás llegar a la mejor práctica.
Después de diversas convocatorias (se ha seguido haciendo a través de los nuevos dinamizadores como son José Antonio Latorre, Isabel Belmonte y Fernando Martínez), está evolucionando el modelo hacia nuevos escenarios (Erasmus on line).
También, en el programa Compartim, un par de comunidades están recorriendo un camino que las hace pasar de la creación estricta de conocimiento hacia su codificación, selección, y transferencia ( selección de las mejores prácticas que se dan en sus colectivos).
El próximo jueves 28 de tendremos la oportunidad de asistir a un evento que considero mágico. La comunidad de Mesures Penals Alternatives asesoradas por Carlos Merino presentarán una Guía que la creo ejemplar. Aquí tenéis el programa.
Hackatones
Pero, el caso emblemático que me ha hecho reflexionar sobre esta evolución de la Gestión del Conocimiento es el que lidera Sandra Sanz, a propósito de su propuesta Almanzora Comparte.
Sandra Sanz desde hace ya casi 10 años viene impulsando un evento de conocimiento en el sitio más insospechado posible, el Valle del Almanzora. Con una ayuda mínima de la UOC a través de la delegación en Sevilla, ya va por su cuarta edición.
Sus ingredientes básicos son: experiencias inspiradoras vinculadas al ámbito territorial poniéndolas a trabajar.
En la última edición se acabó por definir un modelo de evento muy sugerente. Bajo un modelo que combinaba la fórmula Hackathon, Art of Hosting y World Coffee, con una de dinamización experta a través de África Lucena, Carmen Seisdedos y la propia Sandra se consiguieron resultados espectaculares.

La co-creación ante un reto definido, en un tiempo determinado y con ingredientes de hibridación, consiguió llevar a un nivel superior las prácticas de las que se partía. Se acababan modelando nuevas perspectivas ( y nuevas prácticas) antes no detectadas.
Pues bien (y esta es una consecuencia no prevista de las diferentes ediciones del Almanzora Comparte), la UOC, bajo un formato de detección de buenas prácticas, entendió que la propuesta de Sandra podía dar (una) respuesta al reto de la despoblación.
Por ello fue elegida como la Mejor Práctica y ahora se está transfiriendo a otros territorios. Visión e intuición de Sandra.
Por cierto, los próximos 25 y 26 de mayo se celebrará una nueva edición del Almanzora Comparte.
Conclusión
El uso continuado de las herramientas de la gestión del conocimiento, en contextos no previstos y por personas con necesidades diferentes, haciendo un uso acomodado a sus retos , las hacen evolucionar. Y, con ello, la disciplina.