A veces hay noticias que te llegan y no dejas de darle vueltas. ( Un post puede ser una buena manera de acelerar la reflexión;)
La noticia:

“El escultor francés Daniel Druet reclamaba que se reconociera su autoría en las obras del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan. El juicio inquietaba al mundo del arte, preocupado por una decisión que amenazaba con trastocar un mercado muy poderoso”.
La noticia, para aquellos que no podáis leerla, indica que la justicia francesa resuelve que el creador está por encima del gestor.

Y no dejo de relacionarla con la Administración Pública (salvando todas las distancias que queramos poner).
Llevo años en el ámbito de la innovación (y sobre todo en la inevitable gestión) en la Administración Público y, creo ( lo siento), aún hay cosas no resueltas.
Una de ellas es la relación entre la innovación y la gestión. Hablamos de organización dual, de crear entornos seguros para dar libertad a los y las innovadoras, de establecen redes de apoyo entre ell@s , de sensibilización a las capas directivas , de formación y capacitación específica para mandos intermedios, etc .
Yo mismo, a lo largo de los años he reflexionado sobre ello:
Innovación en la Administración Pública (Una de las más leídas)
Innovación en formación: el continente y el contenido.
No obstante, no lo creo resuelto.
Al igual que en el caso de la formación hablábamos de formación homeopática ( no ayuda, pero no hace daño), creo que algo similar puede estar pasando ya en innovación. Mucho proceso pero (escaso) impacto
Mi tesis es que hablar de ello no la hace más eficiente. Es condición necesaria pero no suficiente.
¿Qué nos faltaría?
Quizás ir un poco más allá de ese mantra integrativo que nos hemos dado en el que afirmamos que la innovación nace DESPUES DE la gestión.

¿Convendría reformularlo y decantarnos por un reconocimiento (más) explícito del papel de los creadores? ¿Y no poner una doble carga (injusta) a la innovación y a la creación?
Sabiendo, de antemano, que es un tema muy complejo, seguramente tendremos que vivir en posiciones que deban dialogar entre sí. (Es lo que hay, como diría Kurt Vonnegut)