
En esta ocasión, la jornada no se dedicaba a explicar lo que habían producido -lo que llamamos transferencia de conocimiento- sino que tomaba otro formato.
Bajo la dirección del consultor Albert Rimbau se había trabajado con un pequeño grupo de personas voluntarias dedicándose a reflexionar sobre las nuevas vicisitudes de su trabajo y cómo se pone a prueba su profesionalidad debido a las nuevas exigencias del cumplimiento laboral en esta etapa. O lo que es lo mismo: una percibida mayor presión de trabajo, con menos medios para desarrollarla.
No es ésta como sabéis, temática propia de las comunidades de práctica; pero, en esta ocasión, bajo el paraguas que otorgaba la jornada, se había visto oportuno por parte de la dirección del colectivo profesional, abordar esta problemática.
Algunos directivos podrían pensar que las nuevas condiciones laborales a la que está sometida la función pública, lo único que queda por decir es aquello tan socorrido de: es lo que hay.
No fue el caso de los directivos de este grupo profesional. Hay que reconocerles la valentía de plantear un tema tan crucial y hacerlo de forma abierta. La pregunta que servia para la reflexión era de este tipo: ¿podemos mejorar ?, ¿podemos reilusionarnos?
Más allá del resultado y las conclusiones de la jornada, valoro muy positivamente la valentía para afrontar este reto y el formato novedoso escogido.
Concluimos en que una problemática de este tipo puede plantearse abiertamente entre los profesionales ( la participación fue del 75 por ciento). Ésto muestra cintura del equipo directivo y responsabilidad de los participantes que aceptan el reto a través del dialogo y la reflexión (y no excluye otras vías que, eventualmente, puedan aparecer).
La conclusión, en palabras de Rimbau, podria ser esta: a veces no queda otra opción que el nicepushing, que vendría a ser la conducción amable y delicada de las personas bajo una presión de la que no se puede salir.