Hace poco leía la biografía de un famoso novelista que confesaba que era muy mal lector y que no podía disfrutar de la literatura de otros. Siempre que caía una novela en sus manos, su faceta de escritor se imponía a la de lector. No disfrutaba de la lectura porque la impronta de crítico y analista podía más que la propuesta novelística de su colega.
Algo de esto, creo, les pasa a mí juicio a muchos profesionales de la formación (yo me incluyo). Cuando por obligación -o por invitación- hemos de asistir a un curso formativo, no te dejas llevar por la propuesta formativa (básica) como el resto de los participantes.
Aunque sea de forma inconsciente, no dejas de darle vueltas a aspectos críticos que interfieren con una escucha más neutra. Algunas de mis interferencias favoritas son las siguientes:
- No se han medido bien los tiempos y al final la parte sustantiva no ha sido desarrollada.
- Esta parte es redundante.
- Se ha entretenido mucho en los prolegómenos y ahora no hay tiempo para aquello que es más importante.
- No se ha cuidado la conexión y la interacción con el público.
- Es una propuesta transmisiva que hubiera sido mejor plantearla en metodologías activas.
- Los contenidos están poco estructurados y se echa en falta una carta de navegación que ubique a los asistentes.
- Se vuelve a caer en un mal uso del Power Point y se desaprovecha la oportunidad de utilizarlo de forma eficiente.
- Se desaprovecha el conocimiento de los participantes que hubieran podido ser utilizados cómo apoyo y disparadores de un mayor aprendizaje.
- El formador desconoce (o no respeta) los ciclos de actividad mental y agota a los asistentes.
En fin, no quiero seguir con esta lista de reproches ya que, sinceramente, lo creo injusto. Muchos y muchas esforzadas profes y formadores internos, que en la mayoría de los casos son autodidactas y han hecho el esfuerzo de preparar materiales y contenidos compatibilizándolo con sus cargas laborales, -y con unas condiciones económicas que desde hace muchos años en la Administración Pública están congeladas-, no merecen este reproche. En cualquier caso, seria más responsabilidad de la institución, que no ha cuidado este aspecto.
De todas maneras, hay motivos para ser optimista. Creo que de los 12 retos planteados en formación , como hace unas semanas tuvimos la oportunidad de escucharlos en Sevilla, éste es el más fácil de resolver. (Nota: en la próxima semana se van a establecer en el Inap Social cinco debates secuenciales para escuchar todas las opiniones y sugerencias de la comunidad de formación y completar las iniciales alternativas a cada uno de los retos planteados. Os invito a participar!!)
Por lo general, el margen que existe entre los buenos eventos formativos, y aquellos que son memorables, no es demasiado elevado. Con pocas acciones se puede conseguir. Y es justo reconocerlo, existen buenas prácticas en marcha. Sin ánimo de ser exhaustivo, cito algunas de ellas.
- L’EAPC de Cataluña viene programando desde hace tiempo un curso blended de Formación para docentes ocasionales. Aquí os dejo el programa. Sencillamente, lo encuentro genial.
- el IAAP de Andalucía: cada año programan Jornadas para compartir Buenas Prácticas de docentes y formadores internos. He tenido la oportunidad de participar en dos de ellas ( por cierto, en la última y es algo que me enorgullece, saltando desde el banquillo en el último minuto y sustituyendo a Juan Freire). Es un espacio en el que todos aprenden de todos y se pone el acento en aquellas acciones formativas que mejor han funcionado.
- Y ya, por último, mencionar una propia. El próximo 3 de abril, en una doble jornada (una a puerta cerrada, tipo taller, para directivos; y otra abierta a todo el público interesado, el gran Gonzalo Álvarez de El arte de Presentar, nos ayudará a descubrir el secreto de las presentaciones memorables.

Pero no se agotan aquí todas las posibilidades. Una fuente de autoaprendizaje que cada día cobra más preponderancia es el canal Youtube. Podemos encontrar innumerables propuestas de mejora. Concretamente, las charlas TEDx son de gran ayuda.
Pero también, volviendo a las fuentes más tradicionales, tenemos un gran ejemplo en uno de los profesores universitarios que mejor lo hace. Carles Ramió recoge toda su excelente experiencia en uno de sus libros que más desapercibido ha pasado, Manual para los atribulados profesores universitarios, al que dedica el capítulo Actividades orales: clases cursos y conferencias.
Explica de forma muy detallada cuáles son los puntos más importantes que se han de tener en cuenta. Se reafirma en que la gran mayoría de los buenos profesores universitarios se hacen y no nacen: el problema es que la mayoría no reciben formación previa ni ningún acompañamiento en sus inicios profesionales. Suelen ser investigadores que dominan bastante bien una materia y son lanzados directamente a un aula o sala de conferencias. Concretamente, menciona los siguientes aspectos que han de tenerse en cuenta para mejorar:
- Exposición muy ordenada.
- Definir muy bien al inicio los objetivos y la estructura de la sesión.
- Llamar la atención al principio de la sesión con alguna idea o anécdota que no deje a nadie indiferente.
- Explicar de forma sencilla lo complejo.
- Hacer una explicación preñada de ejemplos sencillos y hacer un relato divertido, con anécdotas, comentarios jocosos, etcétera.
- Proporcionar un número finito de conceptos clave por sesión.
- No abusar del Power point.
- Observar la totalidad del grupo y no acomodarse con los asistentes más motivados.
- Humildad, empatía y comportamiento impecable.
- Ser capaz de diferenciar entre una carrera de velocidad (conferencia) y una carrera de fondo (curso completo) y saber adaptarse a diferentes ritmos y contenidos.
Y volviendo principio del post, lo que podemos recomendar para diseñar experiencias de formación memorable, pueden ser alguna de estas propuestas:
- La primera y más sencilla: elegir bien al profesor, que sea muy contrastado y confiar en su pericia y buen hacer. Carles Ramio, volviendo otra vez a él, nos dice cuál es su secreto:
Combinar estrategias para hacer de una clase un espectáculo, una entretenida -por la vía del suspense y el humor- obra teatral. Y cuanto más densa y compleja sea la materia, más teatro hay que ponerle.
- La otra estrategia tiene que ver con el diseño instruccional: diseñar experiencias inmersivas y de impacto. Óscar Dalmau, en su obra Formación y Desarrollo del Talento, en el capítulo 5 nos habla del proceso creativo e instruccional de imaginar y diseñar experiencias formativas inmersivas y de impacto. Se apoya, para ello, en los 10 principios de Disney Engineering en el diseño instruccional.

Y a partir de ellos identifica los elementos clave que tienen en UCF presentes a la hora de diseñar, crear y dar forma creativa a nuevas propuestas y retos. Óscar entiende el diseño instruccional como un proceso sistemático para mejorar la formación, un proceso que combina la creatividad, enfoque, metodologías disruptivas etcétera, con la rigurosidad pedagógica y académica para hacerlo atractivo, pero también eficaz en términos de aprendizaje y que además debe servir para planificar, estructurar, organizar y pensar cómo dar respuesta a las necesidades planteadas a través de la formación.
Acaba recomendando que para que el diseño formativo sea creativo e innovador se utilice un roadmap baso en dos premisas:
1/ En primer lugar, poner al profesional en el centro de la formación y el desarrollo profesional.
2/ En segundo lugar, poner la experiencia en el centro del diseño del proceso de aprendizaje y de la gestión del talento.
Y si no tenemos ninguna de las posibilidades anteriores, seguramente podamos recurrir a algunos de las guías pedagógicas para docentes que algunas Escuelas han desarrollado.
(Por cierto, no he sabido encontrar ninguna actual. Si conocéis alguna, estaría encantado de compartirla con todos los lectores y lectoras del blog).