Para los estudiosos de la conducta humana (y para toda la sociedad, en general) la introducción del carnet por puntos les pareció genial. Su resultado fue espectacular. Funciona en base la teoría psicológica de la aversión a la pérdida. Es como si hubiese una programación en nuestro código fuente, por decirlo con estas palabras, que nos impulsa a retener lo que ya tenemos (La aversión a la pérdida se refiere a la tendencia de los individuos a tener más en cuenta una pérdida que una ganancia de la misma magnitud). De forma inteligente puede asociarse a determinadas acciones y, como en el caso que hemos mencionado, produce resultados casi sin intervención.
Sara García Arteagoitia en un reciente artículo publicado en la Revista Vasca de Gestión de Personas y Organizaciones Públicas nos dice que (el carnet por puntos) fue una innovación asistemática y reclama más y mejor intervención. A propósito de ello escribe el artículo El éxito y el potencial del nudge en las políticas públicas.
Creo que podrá ser la consagración definitiva en nuestro contexto de la economía conductual, y de una de sus herramientas más potentes, el nudge –empujoncitos, en su traducción al castellano-.
Ya lo hemos tratado en diversas ocasiones en el blog (El poder de los pequeños pasos (Nudge theory) ( Los «empujoncitos» y el papel de los directivos en la formación corporativa) , intentando siempre vincularlo con aplicaciones en las organizaciones educativas. Lazlo Block , el que fuera CEO de Google en su libro La nueva fórmula del trabajo: Revelaciones de Google que cambiarán su forma de vivir y liderar nos da algunos ejemplos de su uso. Pero, ha sido Sara García, en el artículo que comentamos, la que proporciona ejemplos relevantes para su uso en el diseño de políticas públicas. También, hace unos meses, tuvimos la oportunidad de invitar a Julia de Quintana, doctoranda de la Universitat Autònoma de Barcelona, a que nos explicara la conexión nudge con la economía conductual y con sus grandes referentes, Kahneman, Talher, Sunstein, etc.

Fue, precisamente Sunstein, hace unos años, en una entrevista, el que me puso sobre la pista de la importancia de este tipo de herramientas vinculados a la AAPP. En espacios en los que cada vez las decisiones son más complejas y los ámbitos de poder y de autonomía más reducidos, este tipo de estrategias resultan atractivas. Sunstein definía el empujoncito como elementos en el entramado de la arquitectura de las decisiones que, debidamente activados, modifican la conducta de las personas de una manera predecible sin proveer ninguna acción ni cambiar de forma significativa sus incentivos económicos. Afirmaba que para que pueda ser considerados como empujoncito deben ser baratos y fáciles de evitar. Los nudges no son órdenes. Con lo cual, este tipo de propuestas nos lleva a lo que ya Kahneman nos decía sobre el ser humano el cual procesa información de manera sesgada, con un sistema impulsivo en primera instancia, y uno más reflexivo, que solo se activa en ciertas circunstancias. Es, en este contexto donde se justifica la introducción de este tipo de herramientas como nuevas oportunidades para operar en la caja negra de las decisiones, con el objetivo de acercar más a las personas a los objetivos que se pretenden. Con lo cual, como dice Sara García, vendría a ser una nueva herramienta para alcanzar las políticas pretendidas ( en este caso, en la Administración Pública. Y, conviene aclarar desde el principio, que está herramienta se sitúa en premisas humanistas y científicamente validadas, muy blindadas en los aspectos éticos frente cualquier tipo de manipulación.
El valor del artículo de Sara García radica en la simplicidad con la que presenta la herramienta. Agrupa todas las intervenciones que hasta ahora se han desarrollado en cuatro principios de diseño que adapta del Behavioral Insights Team/BIT [1] : hazlo fácil, hazlo atractivo, hazlo social y hazlo a tiempo.

En la siguiente
tabla, adaptada de la autora, presentamos los instrumentos que se han desarrollado y los principios psicológicos que los apoyan.

[1] De su Web: El equipo de Behavioral Insights existe para mejorar las vidas y las comunidades de las personas. Trabajamos en asociación con gobiernos, autoridades locales, empresas y organizaciones benéficas, a menudo utilizando cambios simples para abordar los principales problemas de política.