El próximo lunes, enmarcado en lo que hemos llamado Espais de Gestió del Coneixement presentamos la obra Aprender en red: de la interacción la colaboración de Cristóbal Suárez y Begoña Gros. Desde hace años me ha interesado seguir la obra de Cristóbal ( y por supuesto la de Begoña) por cuanto he encontrado en ella una reflexión interesante y muy documentada acerca de cómo se conjuga Internet (el de las personas) con el aprendizaje.( Y hablo de conversaciones de 2006/2007 en el marco del Expolearning cuando se hacia en Barcelona y Cristóbal estaba en plena confección de su tesis doctoral).
Pues bien, y volviendo al libro, encuentro atractiva su afirmación de que hoy el proceso de apropiación educativa de la tecnología requiere entender cómo se aprende y enseña en un entorno donde discurren flujos de comunicación definidos. Esta forma de comprensión no consiste sólo en distinguir qué tecnología usar sino en comprender las funciones que añade el sistema tecnológico al proceso de aprendizaje… existe la tentación didáctica de percibir la web como un material didáctico, aunque es, sin duda, un conjunto de herramientas, la web configura realmente un nuevo entorno educativo…
Y sigue más adelante: en la sociedad red no se puede hablar de espacio-lugar sino más bien de espacio-nodo.
Y esto, a mi juicio, lo pone todo patas arriba exigiendo repensar todos los procesos implicados para llegar, a lo que él llama, regenerar el e-learning como práctica.
Begoña Gros, en la segunda parte del libro -ya más práctico y aplicado- da algunas pistas de como aprender en colaboración y distingue -otra vez- colaboración de cooperación. En este cuadro lo ejemplifica.
Acabaré, en lo que creo más sustantivo de la parte de Begoña Gros, con sus palabras, muy coincidentes con nosotros, en el programa Compartim, cuando afirmamos que una buena selección de tema a trabajar es uno de los elementos que explican éxito en las CoPs: no cualquier tarea se a un presta a un diseño colaborativo, ni todos los objetivos de aprendizaje se pueden alcanzar de forma más adecuada desde este enfoque. Por lo tanto, hay que empezar por determinados contenidos y los objetivos de aprendizaje para los que es adecuado un diseño colaborativo… en general las cuestiones o temáticas complejas que requieren análisis globales, que no tienen una solución única, que requieren discusión, debate, buscar información, son las más adecuadas para trabajar de forma colaborativa.