Es, a mediados de febrero, cuando se pone en marcha el calendario de Jornadas de transferencia de conocimiento del programa Compartim del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya. Suelen programarse una media de 15 Jornadas, para otros tantos colectivos laborales. A lo largo de 2015, por ejemplo, se han programado 17 jornadas (aquí podéis ver el calendario). La primera de estas jornadas ha correspondido a la CoP Calidad y Atención Ciudadana (aquí crónica de la jornada). Esta comunidad, como decimos en la crónica, hace ahora un año que empezó a trabajar y, como otras muchas comunidades y grupos de trabajo, establecen su propio itinerario de interacción y de producción. Tanto en su desarrollo, como en la finalización del entregable de conocimiento, no se parecen en nada unas a otras, ya que cada una de ellas desarrolla su propio proceso de trabajo.
Pues bien, fue a lo largo de la celebración de la jornada, escuchando tanto a los protagonistas directos, a los miembros de la comunidad, como a las personas invitadas, sobre todo patrocinadores (Secretario General y Director del CEJFE) y al magnífico ponente inicial –Albert Serra, Director del Institut de Governança Pública de ESADE– , cuando empecé a reflexionar sobre las aportaciones más importantes que el trabajo colaborativo está dejando a la organización. También, coincide, que esta jornada, ha sido la primera que se ha hecho en el décimo aniversario del programa Compartim. Fue, en el ya lejano 2005, cuando tuvo lugar la primera de estas jornadas, en aquella ocasión dedicada a la comunidad de Trabajadores Sociales. Cómo veis en esta lista, que recoge toda la producción de la década, ha habido continuidad de algunas comunidades, pero también, como hemos explicado otras veces, evolución, hibridación, fracasos, rupturas, y sobre todo, aportación de renovadas metodologías que han establecido un itinerario singular en el trabajo colaborativo en las organizaciones públicas. Tanto es así, que el programa ha inspirado y alimentado diferentes tesis doctorales, artículos científicos, presencia en congresos internacionales y -algo que nos hace sentir orgullosos- tres grandes libros que agrupan todas las aportaciones.
Pero, como decía al principio, haciendo una reflexión al hilo de las intervenciones de los patrocinadores de la CoP de calidad, empecé a anotar mentalmente aquellas aportaciones que, creo, se han consolidado ya en la organización. A mi juicio son éstas.
Las diez grandes aportaciones del trabajo colaborativo a las organizaciones
1- Un nuevo actor: el trabajo colaborativo por defecto (o en serie). Ahora, en muchas organizaciones públicas -sobre todo aquellas que mantienen un contacto muy directo con los departamentos y centros de formación-, el trabajo colaborativo ya no se considera una práctica extraordinaria, ya que, frecuentemente, forma parte de la esencia de su actividad y es su motor primario. En muchas unidades y servicios ya se han iniciado grupos de trabajo (o comunidades de práctica), y están produciendo nuevo conocimiento aplicado directamente a la mejora organizativa. Y es, como decimos, un nuevo actor, por cuanto ante la necesidad de aportar soluciones a problemas de la organización, aparece como algo normal que sea a través del conocimiento generado por los profesionales implicados. Y no es necesario esperar a que la posible propuesta de resolución provenga de circuitos arriba-abajo, o a través de costosas consultoras. Puede hacerse directamente si se establece el circuito adecuado.
2- Productos de conocimiento aplicado que resuelven problemas. Como se puede apreciar en esta lista , las aportaciones de conocimiento, ya explicitado y repositado, superan el centenar. Todas ellas validadas por la estructura directiva y aplicadas en la organización.
3– Renovación del discurso pedagógico en la práctica. Por esa vía se pasa de lo que Alejandro Piscitelli, entre otros, llama de la pedagogía de la enunciación a la de la participación. Viene a ser, en estado puro, aprender haciendo ( learning by doing), aprendizajes experienciales, sociales, situados, por proyectos y en el puesto de trabajo. El trabajo colaborativo, en este sentido, viene a ser la forma más práctica de introducir la pedagogía de la participación y activa en los aprendizajes. Y, como decíamos en el anterior boletín, es la primera de las Cs del nuevo aprendizaje corporativo, y aquella que sirve de palanca para introducir las otras dos Cs: la curación de contenidos y la conversación.
4- Aplanamiento de la organización por la vía práctica. Hemos demostrado que la transversalidad es posible dentro de las organizaciones públicas. Sí que es cierto, que la gestión y la conducción de estas comunidades donde participan de forma transversal profesionales de diversos ámbitos, con directivos de diferentes servicios, es muy complejo alcanzar el éxito. Pero como hemos visto en muchos casos anteriores, si se conduce con cuidado, se puede conseguir.
5- Vía libre para intraemprendedores. El trabajo colaborativo es el circuito natural para las personas inquietas y curiosas de la organización, que encuentran en estos espacios la manera de aportar su conocimiento. En ocasiones anteriores, cuando no se contaba con esta posibilidad, muchas de estas personas acababan dedicando sus mejores esfuerzos fuera de la organización. Gracias al trabajo colaborativo podemos contar con una posibilidad real de que se queden, y de qué lideren áreas, grupos y redes de conocimiento.
6- Innovación botton-up. Quien mejor ve los problemas y las oportunidades de mejora tanto en productos, servicios o procesos, son las personas que continuamente lidian con ellas. El establecer canales de participación directos para estas personas, y darles la posibilidad de aportar sus propias propuestas equivale a garantizar que acercamos el proceso de innovación a aquellos que pueden solucionarlo. Por lo general, las aportaciones que se reciben acaban concluyendo en soluciones imaginativas, novedosas, y muy prácticas en la mejora del servicio público.
7- Nuevas metodologías en gestión del conocimiento. Por la vía práctica de ir explorando y probando nuevas metodologías, adaptadas a la organización, en algunos casos hemos reinventado y adaptado herramientas que, en principio, no estaban previstas para estos objetivos. Es así que hemos integrado en un esquema coherente el trabajo colaborativo desde grupos de trabajo muy enfocados a un objetivo y por designación directiva (los tradicionales grupos de mejora e innovación), con otros más flexibles y sin un cometido concreto. Pasando, también, por verdaderas comunidades de práctica. Estas metodologías hoy, creemos, son asumidas plenamente, por la mayoría de las organizaciones.
8- Motivar y empoderar a los profesionales y directivos. Tal y como se dice habitualmente es, en esta época, cuanto más necesitados estamos de disponer profesionales más motivados. Para un porcentaje importante de personas en la Administración, el trabajo colaborativo es un itinerario excelente para ello. Y para los directivos supone la oportunidad de practicar nuevas formas de gestionar y dirigir personas: de forma cercana, plana, en red, en procesos de mentoria , coaching, etc.
9- Desintermediar. En esta época de redes e Internet, en el que todo está a un alcance de un clip, el trabajo colaborativo tiene la virtud de acercar a los miembros de la organización una herramienta para aprender y aportar sin más intermediarios que la propia voluntad de los profesionales. Los procedimientos burocráticos establecidos, o bien a través de los centro de formación o bien a través de las estructuras jerárquicas, con el trabajo colaborativo, quedan más difuminados.
10- Momentos de felicidad. Mediante el trabajo colaborativo hemos hecho felices y ilusionado a mucha gente – aunque sea por breves momentos-. Decía Etienne Wenger , que el itinerario de las comunidades de práctica se parece mucho a un matrimonio. Se inicia mediante un proceso de conocimiento y de exploración – de coqueteo-, para, transcurrido un cierto tiempo, llegar al éxtasis del enamoramiento y de la felicidad. Luego la pasión va desapareciendo. Para muchos de los integrantes de los grupos de trabajo colaborativo, ese momento, cuando llega, como el amor, es inolvidable. Aunque sólo fuera por esta razón -y aunque sea de forma fugaz-, el trabajo colaborativo se justifica en la organización. Y es que las personas felices son, sobretodo, personas eficientes.
Nota: esta entrada se publicó inicialmente en el Butlleti Compartim 30
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Las diez aportaciones básicas del trabajo colaborativo a las organizaciones.
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[…] Jesús Martínez Marín resume en su blog, Trabajo colaborativo, las diez grandes aportaciones del trabajo colaborativo a las organizaciones: […]
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Artículo muy útil para adoptar un punto de vista muy variable sobre el trabajo colaborativo en las empresas. Muchas gracias por las aportaciones al autor!
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Gracias
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