Innovación “New Age”

Hoy en el mundo de la educación nadie parece molesto si le dices que está equivocado, pero se deprime si sospecha que está anticuado.
Gregorio Luri
Escultura de Xavier Mascaró, Guardians (22@ Barcelona)

Desde el pasado 4 de marzo de 2018 no he vuelto a hablar directamente de Innovación en el blog. La última entrada que le dediqué (Transformar la Administración e innovar dentro de ella)  fue tan popular que convirtió el día de su publicación en el más visitado . Creo que fue éste el factor que me desincentivó a seguir tratando la temática. Era difícil aportar nada nuevo😉.

Pero esta semana, leyendo el libro de Gregorio Luri, El deber moral de ser inteligentes -el cual, confieso, me ha atrapado- llego al capítulo que dedica a la innovación.  Me ha sorprendido.

Se refiere a ella (o a una parte de ella) en términos no habituales, en términos críticos.

Me explico.

Uno de los (pocos) aspectos negativos de ser autodidacta, al ser aprendizaje no planificado, es que te puedes perder algunas cosas. Explorar y aprender por tu cuenta implica que la hoja de ruta de tu formación, como afirmaba Jay Cross, se parezca mucho más a un viaje en bicicleta que a uno organizado.  Te vas parando en aquellos parajes que más te interesan, a riesgo de dejarte otros que, quizás, estando al lado, no has sabido ver.

Volviendo al tema de la innovación, confieso que nunca me había detenido en sus aspectos más opacos (por no decir oscuros).

Gregorio Luri, refiriéndose específicamente a los entornos educativos, se muestra muy crítico con lo que él llama innovación de salón.

Lo dice con estas palabras:

… querer ser solo innovador denota una gran falta de ambición y sobre todo de originalidad. La historia de la educación es el relato del descontento buscado por la escuela consigo misma. Vayan ustedes a una biblioteca de pedagogía y lo comprobarán. La ideología de la innovación ha sido la ortodoxia pedagógica al menos desde que en 1928 Ferrière publicó el libro Tres Heraldos de la Nueva Educación.

Más adelante en el capítulo En defensa de una innovación crítica, dice lo siguiente:

hoy en el mundo de la educación nadie parece molesto si le dices que está equivocado, pero se deprime si sospecha que está anticuado. Lo nuevo ha sustituido a lo bueno en la escala de nuestros valores. Sin embargo, se presentan como innovaciones proyectos que acaso pueden ser buenos, pero que de ninguna manera son nuevos, tales como el aprender haciendo de Dewey o el trabajo por proyectos de kilpatrick.

Llevando la conversación al ámbito de las organizaciones públicas, debemos recordar que la innovación no es un valor en sí misma. Y que sólo se mantendrá aquello que hacemos diferente y que mejora una práctica, servicio o producto que había agotado su propuesta de valor.

Hacer pasar por innovación aquello que no lo es (o que solo lo es en apariencia) lo único que produce es dar argumentos a los insiders, los que prefieren mantener el status quo, aunque sea ineficiente.

 A diferencia de las organizaciones privadas, en las que pueden permitirse establecer líneas separadas para el negocio tradicional y nuevas líneas experimentales para productos innovadores, en las organizaciones públicas no tenemos esta flexibilidad y nos vemos abocados a establecer pactos de convivencia. ( E, incluso, en las situaciones extremas, de forma un poco esquizofrenia, con nosotros mismos ;).

Atributos perfiles consolidador y explorador (Adaptado de Roca, 2017)

Pero, hay que reconocerlo, esta convivencia no es fácil. Salvo que exista un liderazgo transformador, la organización no va a aceptar sin más  está propuesta de hibridación. Como recogíamos en Aprender en las Organizaciones de la Era Digital se pueden dar fenómenos secundarios muy relevantes.  

Un mix de emociones intensas entra en escena cuando los profesionales tienen que dejar de hacer las tareas con que se sentían cómodos y comienzan a hacer otras “por obligación”. En las primeras etapas de la transformación las resistencias son más significativas cuando los profesionales deben ejecutar actuaciones de las que no se sienten protagonistas. Señala Kubler-Ross (2005) que los profesionales que tienen que hacer realidad las transformaciones pasan por emociones similares a las que tiene una persona que ha sido diagnosticada con una enfermedad grave: negación, enfado, depresión, miedo, negociación y aceptación. Con el paso del tiempo y la adquisición de mejores niveles competenciales por parte de los profesionales, las sensaciones negativas pasan paulatinamente a ser más positivas.

En fin, quizás lo ideal (que no posible en organizaciones tan reguladas como las públicas), seria recurrir, en un primer momento, a espacios diferenciados.

Así lo recogía en la publicación que mencionaba.

La ubicación de innovadores y vencer la resistencia.

Un elemento relacionado, pero no exento de polémica es la ubicación en la organización de los ámbitos de innovación. Las propuestas hechas han sido muy variadas, pero actualmente predominan aquellas que los sitúan en espacios diferenciados, aunque con un nivel más estratégico en el organigrama.

En palabras de Ferràs (2017a): “el máximo responsable del proceso innovador (CIO) se responsabiliza de la generación de nuevo conocimiento e ideas y del desarrollo de las unidades de negocio del futuro”. Roca (2017) también hace la distinción por su parte y de acuerdo con el siguiente ideograma.

La ubicación ideal de la innovación en la organización

Bibliografía:

Ferràs, X. (2017a). “Las 10 funciones críticas del Comandante en Jefe de la Innovación: el CIO”. Sintetia.com. Disponible en: https://www.sintetia.com/las-10-funciones-criticas-del-comandante-en-jefe-de-la-innovacion-el-cio/

Kubler-Ross, E. (2005). On grief and grieving: finding the meaning of grief through the live stages of loss. Nueva York: Simon & Schuster.

Luri, G. (2018). El deber moral de ser inteligente.Plataforma Editorial.

Martinez J. y Muñoz JL. (2018). Aprender en la Organizaciones de la Era Digital. UOC.

Roca, G. (2017). La transformación digital en las organizaciones. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=cLLLqc6L2i0

6 comentarios

  1. Cuánta razón tienes, Jesús. Yo sí que me he detenido, varias veces, en los “aspectos más opacos” de nuestra querida innovación. Qué buenas frases de don Gregorio Luri has elegido. Te las voy a tomar prestadas. Cuando la innovación se usa como moda, ya sabemos lo que pasa: “Lo nuevo sustituye a lo bueno”. Siempre me acuerdo de un reflexión que hicimos con una amiga que decía que llegaremos a un día en el que innovar va a ser dejar las cosas como están, porque resulta que la mayoría va a estar como loca cambiando cosas que no hace falta cambiar. Por cierto, hace poco publiqué un post sobre lo que piensa otro filósofo, Cesar Rendueles, sobre la llamada “innovación educativa”, y que coincide bastante con lo que cuentas aquí. Te paso el enlace: https://www.amaliorey.com/2019/01/11/cesar-rendueles-sobre-la-innovacion-educativa/

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    • Gracias Amalio, coincido plenamente contigo en que en los temas de innovación hemos de matizar mucho. A veces, la ola hay que surfearla para quedarnos con lo sustantivo. Tu pensamiento que, creo, es completo por los matices de lateral y de divergente ( y valiente) que aportas, nos ayuda e inspira mucho . Cómo Gregorio Luri

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  2. Hace un par de semanas me decía el director de un importante centro educativo de Madrid que había prohibido innovar a los profesores. Me sorprendí porque, obviamente, tampoco es eso. Le dije que el Comité Central del PCUS había hecho lo mismo en los años 30 del siglo pasado y los resultados eran bien conocidos. El director se justificó con buenos argumentos: “Cada quince días, me dijo, aparece un profesor con una idea nueva, y andamos tan pendientes de lo nuevo que no tenemos tiempo ni para evaluarlo. Además esto aumenta la dispersión porque cada uno va por su lado. aislado en su afán de ser más innovador que nadie. Las novedades que me importan son las que nos permiten afirmar mejor nuestra trayectoria o las que, si es el caso, nos pueden proporcionar argumentos serios, consistentes, para modificarla.” Amén.

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    • Gracias Gregorio por este nuevo aporte. Lo que sí que está claro, y los que nos hemos dedicado a la innovación durante mucho tiempo tenemos claro, es que hay que poner orden. Bajo la etiqueta innovación, no todo vale. Hemos cometido excesos y hemos hecho pasar por innovación muchas cosas que lo que han hecho ha sido contribuir al despiste y a la confusión. Lo sustantivo está en aquello que que mejora… y, a veces, se trata de mantener lo que tienes. También es verdad que hay que introducir en la ecuación aquello que de verdad modifica el status quo y lo hace mejor. En eso, un buen liderazgo que discrimine e impulse juega un papel importante.

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