Conversaciones poderosas y cuatro maneras de incentivarlas

Hace un par de días La Vanguardia publicaba una rara noticia que me ha llamado la atención. Un estudiante lleva tres años plantando dos sillas en el Arc de Triomf de Barcelona para escuchar a quien quiera hablarle.

Me ha parecido curioso por el hecho de que su oferta no vaya de discursos y «hablar de su libro” -cosa que con toda probabilidad sería rechazada-, sino, y creo que es su gran aportación, se ofrece a escuchar. Un primer análisis de la anécdota ya nos indica, a nivel de calle, que el discurso va a la baja y que es más apreciada la escucha.

Y, creo, es tendencia.

En el ámbito de la educación, en los niveles de primaria y secundaria es imparable el movimiento maker. Cada vez se aprecia más que se aprende mediante acción y reflexión posterior. Los canales transmisivos, como tantas veces hemos recogido en el blog, usados de forma genérica ya hace tiempo que han quedado en posiciones secundarias.

En el ámbito universitario también llega el fin del sermón. El modelo tradicional de instrucción, donde los estudiantes van a clase para escuchar conferencias y luego se van solos para completar las tareas, se está invirtiendo, para llegar e «aulas invertidas», que asignará el tiempo de enseñanza de forma más racional, enriqueciendo la experiencia del alumno y el profesor.

Pero, el espacio más emblemático, por excelencia, donde ya se aprencia cambio substantivos, es la formación corporativa. En adultos, equipados ya con conocimiento previo, la propuesta pedagógica no pude ser otra que el aprendizaje experiencial, siendo su base el desarrollo a través de la palabra y el diálogo.

Lo hemos escrito muchas veces, la formación tradicional basada en experto y aula ya ha llegado a un nivel de fatiga extremo.

Pero el poder transformador de la conversación llega más allá del aprendizaje. Así lo ilustra Sneha Kumar (Via Miguel Angel León). Todo un tratado de transformación organizacional en base a la palabra. 

Pero, sirva esta larga introducción para introducir el próximo Congreso EDO (6,7, y 8 de mayo de 2020), en los que desarrollaremos más estos temas. En ediciones pasadas tuvimos la oportunidad de escuchar a Nancy Dixon. De su intervención recojo algunas propuestas que van en esta línea de potenciar la conversación como la gran herramienta de aprendizaje organizacional y , tambien, de su transformación.  Lleva, además, a la gestión el conocimiento tradicional a ensancharse ( y popularizarla) por la parte social.

  • Nuestra herramienta más efectiva de gestión del conocimiento es la conversación. Las palabras que escogemos, las preguntas que formulamos y las metáforas que utilizamos para explicarnos son lo que determinan nuestro éxito a la hora de crear nuevo conocimiento, así como de compartirlo unos con otros
  • El aprendizaje más extendido y omnipresente de su organización puede que no tenga lugar en aulas, salas de conferencias o salas de reuniones, sino en la cantina, en los vestíbulos y en la cafetería de la acera de enfrente. Y vía Fernando Trujillo rescato esta imagen: 

Además, nos regaló estas magnificas pautas para el aprendizaje organizacional a través de la conversación: 

La autora ofrece seis pautas para la conversación: 

1- Buscar la conexión antes de introducir el contenido

Cuando se convoca a un grupo, los miembros deben crear un sentido de conexión y relación entre ellos antes de intentar construir juntos nuevas ideas. 

Si un grupo se va a centrar en un tema difícil, primero, los miembros deben saber quiénes son los demás, las habilidades que aportan, la experiencia que representan y los valores que poseen. La primera tarea es diseñar actividades para lograr esa conexión al principio de su tiempo conjunto. 

2- Los círculos conectan. 

Poner las sillas en un círculo es un simbolismo útil para comenzar y finalizar una reunión. Puede ser círculos grandes o concéntricos. El espacio físico cambia la conversación e  influye en el aprendizaje. Si deseamos cambiar la conversación, debemos cambiar el espacio y la configuración dentro de ese espacio. El cambio interrumpirá el patrón y permitirá que se forme uno nuevo. 

3- Los grupos pequeños como unidad de aprendizaje. 

Aprendemos mejor a través de la conversación con otros en grupos pequeños. Los grupos pequeños producen el pensamiento más rico y profundo y son la unidad de aprendizaje en las organizaciones

4- Aprendemos cuando hablamos. 

Es la pauta para aprovechar el conocimiento de un grupo. Escuchar nos brinda nuevas ideas. Pero solo cuando las juntamos de una manera que permita al individuo explicarla a los demás, ésta toma forma tanto para el hablante como para la persona que escucha. 

Cuando nos preparamos para explicar nuestro pensamiento a lo demás, la información no solo se organiza de forma más lógica, sino que se establecen nuevas conexiones a menudo durante el acto de hablar.  

Y de David Gurteen nos sorprendió con esta magnífica pintura que ya en la Edad Media, nos avisaba de que algo no funcionaba en el aprendizaje pasivo.

A la derecha se observa la «patologia» del discurso tradicional en los oyentes (editado)

Pero, también el propio Gurteen, nos ofrece un nuevo menú de herramientas conversacionales:

Y, por si fuera poco, acabamos con   el gran Theodore Zeldin: 

La conversación es un encuentro de mentes con memorias y costumbres diferentes. Cuando las mentes se encuentran, no solo intercambian hechos: los transforman, los reestructuran, extraen implicaciones diferentes de ellos y participan en nuevos hilos de pensamiento. La conversación no solo vuelve a barajar las cartas: crea cartas nuevas .

Cuatro barreras a superar para mejorar las conversaciones

Y, llegados a este punto, la pregunta es obligatoria: ¿cómo ponemos en marcha la conversación “poderosa” para mejorar las organizaciones? Creo que esta secuencia de pasos es necesaria: 

1- Conocer, vía sensibilización y formación, el nuevo rol que juegan las conversaciones. Y, no es algo obvio. En mi caso tuvo que ser a través de la práctica de Art of Hosting, que con su insistencia en este vehículo, me di cuenta de su potencia. 

2- Gestionar la gestión. Hoy la gran barrera para la transformación en las Administraciones públicas se sitúa en salirnos del bucle de la gestión que mata cualquier tipo de interrupción que nos permita cambiar. Estamos tan altamente exigidos que aunque aparentemente veamos la necesidad del cambio, nos jugamos tanto en la parada/pausa  del vehículo que no somos capaces de introducir este tipo de espacios. ¿Los vemos como muy lights, y los infravaloramos?

3- Ligar la conversación a la eficiencia profesional y organizativa. La conversación, si no ayuda a la mejora organizativa, no es nada. Por ello, conviene especializarnos en plantearla de la forma más eficiente posible. Implica conocer nuestra práctica  actual de interrelación en la organización (por ejemplo, reuniones, por lo general muy ineficientes) y, a su vez,  entender  bien como se conducen las nuevas herramientas. 

4- Influir, en lo que podamos, para que los ámbitos administrativos en los que nos situemos, se doten de las herramientas tecnológicas que posibilitan el trabajo en colaboración. Dispara, si se utilizan bien, la cohesión y la eficiencia. 

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